miércoles, 16 de diciembre de 2015

LAS NUEVAS FUENTES DE ENERGÍA Y LOS MATERIALES DE ÚLTIMA GENERACIÓN, Y SU APLICACIÓN EN LA INFORMÁTICA.

La desigual distribución de las reservas mundiales de combustibles clásicos (carbón, petróleo, gas natural, etc.) y la sospecha de que en un plazo no demasiado largo llegue a ser insuficientes para cubrir la creciente demanda han obligado a estudiar nuevos procedimientos de obtención de energía. Una aspiración de todos los tiempos ha sido la de la transformación utilizable de los tipos naturales; sin embargo, su desarrollo en gran escala, excepto para el caso de la e. hidráulica, no ha pasado todavía del plano experimental. Por ej., la e. de las mareas está siendo estudiada con creciente interés; la e. cinética de los vientos, que durante siglos ha sido utilizada como motriz para pequeños ingenios, está sufriendo también una cuidadosa investigación, así como la e. geotérmica de los volcanes que en la actualidad ya suministra calor a alguna pequeña ciudad. De cualquier forma, estas ideas representan soluciones de tipo local con una gran dependencia de agentes exteriores incontrolables y no pueden ser consideradas como de aplicación universal; de ahí que la mayor parte de la investigación se oriente en otras direcciones.

La energía nuclear. Desde el descubrimiento de la radiactividad al final del siglo pasado, los físicos han hecho conjeturas acerca de la e. almacenada en el átomo. La medida de las masas atómicas demostró la existencia de dos reacciones nucleares exoenergéticas aprovechables como fuentes de e. útil: la fisión y la fusión nuclear. La reacción de fisión, producida sólo en determinados elementos pesados, fue la primera realidad en este aspecto. Los reactores nucleares, cuyo objetivo es proporcionar un medio en el cual la fisión pueda ser iniciada, sostenida y controlada, están suministrando ya una parte sustancial de la electricidad consumida en el mundo. El uranio, combustible básico para estas instalaciones, es un elemento relativamente abundante (0,004°% de la corteza terrestre), pero sus minerales lo contienen en muy pequeña cantidad, lo que encarece considerablemente su explotación. Además, sólo uno de los tres isótopos que contiene el uranio natural es fisionable en alta proporción, el U235, lo que supone la necesidad de consumir grandes masas de combustible. Ello ha llevado a la utilización del uranio enriquecido (con alta proporción de U235) que reduce el tamaño del reactor y aumenta la vida útil del combustible.

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